Pasado mañana me levantaré temprano y me iré en bici al colegio donde trabajo: me encanta ir en bici a trabajar, sé que soy un privilegiado porque tengo un trabajo que me gusta y lo tengo a un kilómetro de distancia. No todo el mundo tiene la misma suerte, lo sé. Soy consciente de vivir en un mundo injusto. Mis alumnos y alumnas (mis hijos entre ellos) también lo saben, porque es inevitable hacérselo comprender, y en parte necesario: Forma parte de la realidad del mundo en el que vivimos, y nos hace más fácil comprenderlo, aunque amargue un poco la existencia.

Pero pasado mañana no va a ser un día más. Va a ser un día diferente. Y no porque, por ser domingo, me levante yo solo para ir al cole, cuando normalmente entre semana lo hago en compañía de mi pareja y de nuestros tres hijos; y no porque vaya a estar de apoderado de Podemos en el colegio donde trabajo, cuando normalmente lo que desempeño en el mismo son mis tareas de maestro de inglés; y ni siquiera, tampoco, por el hecho de estar de apoderado, porque ya he perdido la cuenta de las veces que he ejercido de interventor o apoderado en unas elecciones (también de vocal). No. Lo diferente es que todos somos conscientes de que el domingo algo va a cambiar de base. Un soplo de aire fresco en forma de muchas decenas de diputados y diputadas (no menos de 70) va a entrar en el Congreso, y va a barrer muchos años de corrupción institucional, y de gobierno al servicio de una pequeña élite de privilegiados. Ya está bien!!

“Todo lo que parecía imposible, lo ha hecho posible la gente” I.Errejón.