¿Qué sentido tiene hoy una matanza como la que está realizando el ejército israelí con el apoyo de los EEUU? La desproporción de fuerzas entre la milicia de Hamas y el ejército israelí, que cuenta con el apoyo de los EEUU, es tan grande, tan descomunalmente incomparable, que da vergüenza. Pero a esa vergüenza de la que todos somos responsables, porque somos testigos y no hacemos nada, hay que sumarle el juego sucio del actual presidente Bush. Hay que ser muy miserable para firmar una masacre como la que se está perpretando en Palestina, cuando solo faltan unos días para que deje de ser presidente de los EEUU.
El próximo día 20 de enero tomará posesión del cargo de presidente de los EEUU, Barak H. Obama. Si la línea política de los EEUU con Obama a la cabeza fuera a ser la misma que ha seguido la administración Bush, bien podrían haber esperado que fuera Obama el que encabezara y firmara la masacre. ¿Podría alguien entender que días antes del abandono del gobierno por parte de su presidente cesante, embarcara a la administración en un megaproyecto que costara miles de millones de euros? Es difícil de explicar. Pero eso es lo que acaba de suceder en Palestina. Y por eso EEUU veta en la ONU la declaración presidencial propuesta por Libia en la que solo se solicitaba un aumento de los esfuerzos diplomáticos frente a los militares para lograr un alto el fuego. No quiere que nadie discuta nada.
Bush estará fuera del gobierno en pocos días, pero ha querido quedarse haciéndole una última jugarreta a su sucesor. Le ha dejado la economía por el suelo, una guerra abierta en Irak, otra en Afganistán y ahora esta.
El actual presidente de Palestina, Mahmud Abbas, también cesa su mandato el 15 de Enero, y también ha dicho que no convocará elecciones. ¿Qué teme? ¿Que el conflicto vaya a mejor sin él o a que empeore? Si no saliera elegido y empeorara, él siempre habría quedado como un moderado honesto que lo intentó, y le cabría la posibilidad de volver a presentarse. Si no saliera elegido y mejorara, todos saldríamos ganando. No convocar elecciones y quedarse cuando su mandato ha expirado tiene difícil justificación. También podría no convocar elecciones y nombrar un sucesor a dedo. Sería igual de malo. Lo de Bush es similar, pero de peor estilo porque busca deliberadamente enconar el conflicto, dejándole a Obama una herencia que va a condicionar gravemente una de las prioridades electorales de Obama, y por tanto su mandato. Ahora vemos que la firma del acuerdo de paz auspiciada por Bush en Junio, era solo una maniobra electoral.
Obama no dice nada públicamente, pero su asesor, David Axelrod, sí dice que “el hecho es que solo puede haber un presidente a la vez”, y ahora gobierna Bush; y también que Obama telefoneó durante 8 minutos a la secretaria de estado, Condoleezza Rice, y que el papel adoptado por Obama distaba mucho de ser pasivo. En 8 minutos cualquiera puede brindar el apoyo a la acción llevada a cabo por Bush, o recriminarle el hecho. Ambas, posturas poco pasivas.
La tregua entre Israel y Hamas (que gobierna Gaza) auspiciada por Egipto acabó el 18 de diciembre. Los gobiernos de Israel y EEUU podían haber esperado un mes, a la investidura de Obama, para dar comienzo a una nueva ofensiva que se ha cobrado, por el momento, alrededor de 500 víctimas y varios miles de heridos, y que el mismo presidente israelí, Ehud Olmert, ha dicho que “es probable que dure un tiempo”, quién sabe si expresando su propio deseo.
Confiemos en que este “navajazo” de los sectores más pro-sionistas de la administración USAca, a escasos días de su nombramiento, consoliden en Obama su firme deseo de acabar, prioritariamente, con el conflicto en Oriente Medio, tal y como ha manifestado en numerosas ocasiones a lo largo de la pasada campaña. Bush parece querer seguir con Obama la táctica de Aznar con Rajoy, maquinando a la sombra en lugar de aceptar su derrota.
Si existen diferencias entre Obama y el resto las veremos en poco tiempo.